Nuestros investigadores: Mari Carmen Naranjo Santana

Hoy, 8 de marzo, coincidiendo con la celebración del «Día Internacional de la Mujer», damos comienzo a esta sección de “Documentos Canarios” conociendo un poco mejor a Mari Carmen Naranjo Santana (Gran Canaria, 1977) Doctora por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla (UPO) en el programa Gestión del Patrimonio Histórico, socia de El Museo Canario y usuaria habitual de nuestro archivo y centro de documentación.

Mari Carmen Naranjo Santana

Mari Carmen Naranjo Santana en la sala de investigadores de El Museo Canario

Tras unos años en que centró sus pesquisas en el estudio de los espacios rurales -agricultura, ganadería, comercio, arquitectura, etc.-, utilizando como campo de acción las medianías de Gran Canaria, en los últimos tiempos se ha enfrentado a una interesante investigación que tiene la ciudad como centro de atención. Así, Las Palmas de Gran Canaria y dos de sus espacios de sociabilidad más señeros –El Museo Canario y el Gabinete Literario- se erigen en los protagonistas de su último estudio histórico que, en forma de Tesis Doctoral y bajo el título Sociedades culturales y científicas del siglo XIX en Canarias. El Gabinete Literario y el Museo Canario, fue defendida en la Universidad anteriormente reseñada en julio de 2014, obteniendo la máxima calificación y distinguiéndola con el Premio Extraordinario de Doctorado de la UPO.
Sin embargo, ya sea analizando o gestionando el ámbito rural –ya que también ha sido Concejal de Cultura y Patrimonio de la Vega de San Mateo (2003-2007)– o aproximándose al mundo urbano, el interés por la gestión del Patrimonio Cultural y por la Historia Social Contemporánea en el ámbito Español e Iberoamericano -en este sentido posee varios trabajos sobre las relaciones Canarias-América-, son los elementos sustentantes que conceden unidad y coherencia a su trayectoria investigadora.
A la espera de la pronta publicación del interesante trabajo de investigación al que hemos aludido -que sin duda contribuirá desde el pasado a comprender mejor nuestra realidad actual-, contamos con su presencia en nuestra revista digital para ofrecernos un anticipo de lo que contendrá esa próxima monografía, edición de la que daremos en su momento puntual noticia.

Comenzamos…

¿Qué lleva a una profesional del siglo XXI a estudiar las asociaciones culturales y científicas del siglo XIX?

Motivos fundamentalmente de tipo teórico y práctico.

De tipo teórico, porque tomando como eje de estudio la gestión del patrimonio histórico en general y el caso canario en particular, pude detectar una escasez de investigaciones sobre la historia de las instituciones canarias que promovieron o gestionaron parte del legado cultural que ha llegado a nuestros días. Una escasez de estudios que se acrecentaba aún más al poner el foco de atención en los colectivos que habían sido promovidos desde el ámbito civil y que, sin embargo, habían jugado un papel de primer orden en el desarrollo de las islas (especialmente en sus ciudades) y en la construcción del ideario patrimonial, cultural y científico.

En el orden práctico y de forma concreta, el hecho de que yo resida en Gran Canaria y que en Las Mari Carmen Naranjo cita 03Palmas de Gran Canaria se encuentren El Gabinete Literario y El Museo Canario, fueron dos condiciones de peso para decantarme por esta temática de investigación. A lo que se sumó el hecho de que seguir la línea temporal de la actividad de ambos colectivos era factible, porque Gabinete y Museo son dos de los centros culturales y científicos más antiguos del Archipiélago que se han mantenido en activo hasta nuestros días, conservando sus actas de sesiones desde que nacieron hasta la actualidad, así como otra documentación que nos habla de su pasado y del de otras instituciones de la época (caso de El Liceo y El Ateneo, también tratadas en la pesquisa).

En la génesis y desarrollo de estas asociaciones –perceptible con nitidez en el caso de El Museo Canario– la influencia foránea –especialmente europea– desempeñó un papel de primer orden. ¿Puede hablarse de la existencia de un cierto concepto de europeísmo en el siglo XIX en Canarias al menos por parte de un sector de la población? En cualquier caso, ¿por qué estaba Gran Canaria tan cerca de Europa en la segunda mitad del ochocientos? ¿Este tipo de relaciones internacionales era habitual en esta época en el resto de España?

Dado lo complejo del término “europeísmo” y los diferentes modelos de organización que lo identifican (federalismo, confederalismo, unitarismo,…) sería conveniente disponer de un estudio específico, en términos político-social-jurisdiccional que nos permitiera confirmar o no la existencia de un concepto europeísta en Canarias en el siglo XIX, tal y como lo entendemos en la actualidad; pero lo que sí es evidente es que en ese periodo Europa miraba a Canarias y las islas miraban a Europa.

En España, las fuertes resistencias y pervivencias del peso de la tradición, especialmente eclesiástica, hicieron que los cambios que vivieron otros países europeos a finales del XVIII y comienzos del XIX llegaran con cierto retraso al país pero fueron precisamente los contactos y las noticias venidas de Europa, especialmente con el espíritu de la Revolución Francesa, las que funcionaron como motor de cambio. En Canarias, aunque desde mucho tiempo atrás se habían producido contactos con el viejo continente, fue en el siglo XIX cuando las islas se convirtieron por sí mismas en un destino científico, despertando el interés de Europa y desarrollando estudios específicos en torno a ellas (caso de las exploraciones en las Cañadas del Teide en Tenerife, en la Caldera de Tirajana en Gran Canaria y en la Caldera de Taburiente en La Palma; las indagaciones de naturalistas como Phillip Barker-Webb y Sabin Berthelot; o los trabajos de antropología física de René Verneau; entre otros). A ello se sumó el interés económico-comercial del Archipiélago, dada su posición en el Atlántico en una zona de gran interés para las rutas entre Europa, las colonias del centro y sur de América, y del África Occidental; lo que ocasionó que fueran usadas algunas veces como estación de servicios y abastecimiento de barcos, provocando que las inversiones extranjeras (Francia, Bélgica, Gran Bretaña,…) se incrementaran en el Archipiélago con el consecuente beneficio a la comercialización de productos alimentarios, a la infraestructura portuaria, al turismo, etc.

Sabino Berthelot

Sabino Berthelot

De esta forma, a Canarias no solo llegaba el capital extranjero sino que con él también venían las nuevas corrientes europeas de pensamiento (krausismo, positivismo, darwinismo,…) y un nuevo gusto cultural que fue calando en las islas.

Los colectivos objeto de nuestro estudio son un fiel ejemplo de la impronta europea en Canarias como espacios formales de sociabilidad burguesa que emulaban a otros centros europeos como los ateneos; la presencia extranjera de sus socios o los contactos con el exterior (caso del Gabinete Literario, en el que su primer Presidente fue el comerciante inglés Robert Houghton; o los permanentes contactos de El Museo Canario con el exterior a través de la figura de los socios corresponsales o de las relaciones de sus miembros con centros e investigadores europeos, caso del Dr. Gregorio Chil y Naranjo y sus contactos con Francia); o la nueva estética que a través de ellos se implantaba (construcción de los primeros teatros y museos de la isla acorde con las líneas europeas, tal y como fue el caso del frustrado teatro de El Liceo; mejora de espacios públicos y en especial de plazas, parques y alamedas como el entorno de la plaza Cairasco, punto de encuentro y de recreación burgués; decoración interior y exterior de los centros de reunión acorde al gusto europeo y español, como los salones de la Sociedad Literaria donde se llegó a importar mobiliario y elementos decorativos como lámparas de París, etc.).

Plantea la fundación del Gabinete Literario y El Museo Canario “…como propuestas independientes pero con una visión de proyecto conjunto burgués..”. Del mismo modo, incide en el importante papel que desempeñó el Gabinete Literario en la fundación de El Museo Canario, pero a pesar de esa cercanía… ¿Cuáles son las diferencias existentes entre ambas asociaciones? ¿Pueden ser considerados centros asociativos complementarios?
Gabinete literario

Gabinete Literario (ca. 1985-1901) Es 35001 AMC-FFLO-000084

Una de las grandes novedades de este estudio radica, precisamente, en que es la primera investigación exhaustiva sobre la trayectoria de El Gabinete Literario y El Museo Canario (existen otros estudios sobre temáticas específicas) durante el siglo XIX, desde su nacimiento hasta los primeros años del XX, como centros generadores, propietarios y gestores de un patrimonio histórico-cultural; pero que, como trincheras de conocimiento y aunque funcionaban de forma independiente, respondían a un mismo proyecto liderado por la burguesía que pretendía consolidar su presencia en las islas y proyectar a éstas hacia el exterior, utilizando al ocio, a la cultura y a la ciencia como medio para ello. Un escaparate desde el que dejarse ver y ser visto.

Esa es la gran similitud entre ambas Sociedades, su función de herramientas de la clase burguesa; pero fueron precisamente sus grandes diferencias las que permitieron que su radio de acción fuera más amplio, variado y complementario. Y es por ello que, en esta investigación, ambos colectivos han sMari Carmen Naranjo cita 02jpgido estudiados de forma independientemente pero indicando permanentemente sus puntos de conexión. De los contrastes existente entre uno y otro Centro el más sobresaliente se encuentra en su objeto, porque si bien El Gabinete Literario tenía una función fundamentalmente recreativa y cultural, hasta el punto de llegar a conocerle comúnmente como “el Casino” (especialmente en los años finales del XIX), El Museo Canario sostenía en la cultura y en la ciencia su razón de ser.

Revista El Museo Canario

Revista El Museo Canario (1880)

La lectura inicial de las actas de Juntas Generales y Directivas de estos Centros nos permite identificar las diferencias. El Gabinete se marcó como objeto fundacional el fomento de la lectura a través de la adquisición de periódicos, revistas, obras escogidas con las que se iría formando una biblioteca, conciertos, bailes y los juegos permitidos (actividades que se ampliarían posteriormente a otras temáticas de índole más cultural -como las exposiciones-, las obras civiles y las acciones de beneficencia, entre otras). Mientras que El Museo se propuso como meta, desde su nacimiento, la constitución de un museo y biblioteca en la ciudad; la formación de un gabinete de lectura para la instrucción y recreo de los socios (que incluiría revistas científicas y literarias, nacionales y extranjeras); una publicación periódica que reflejase la cultura intelectual del Archipiélago; sesiones científico-literarias donde tuvieran lugar discursos, certámenes, lecturas, actos conmemorativos y conferencias, públicas o privadas, para la difusión de las ciencias, las letras y las artes; excursiones científicas en Gran Canaria y en el resto del Archipiélago; una correspondencia activa con otras Sociedades afines; y la publicación de obras inéditas canarias y la traducción e impresión de aquellas que fueran de interés científico o histórico para Canarias.

Unos principios fundacionales que marcaron toda la fisonomía y trayectoria de estas Sociedades en cuestiones como por ejemplo su plan de actuación. Frente a la visión más local-nacional de El Gabinete (aunque también hemos podido detectar a través de ella algunos casos de contacto con Europa y América), se posicionaba la mirada hacia el exterior de El Museo que, aunque también actuaba de forma insular, se marcó la internacionalización como un objetivo y como una vía de posicionamiento del Archipiélago en el mundo. O también en lo relativo a los socios, donde frente a la variedad profesional, intelectual y aficiones de los miembros de El Gabinete, los continuos intentos de El Museo por seleccionar a sus asociados hasta el punto de solicitarles que se interesaran de forma manifiesta por las ciencias, las letras y las artes o los intentos frustrados de delimitar el número de componentes que debía contener el colectivo.

¿Qué papel desempeñó El Museo Canario como espacio de sociabilidad –tal como usted los denomina– en el último cuarto del siglo XIX en Las Palmas de Gran Canaria?

Sin lugar a dudas la gran aportación de la Sociedad El Museo Canario para la ciudad radicó en dos campos. En primer lugar, el incremento que supuso su nacimiento en el número de espacios culturales de la urbe en los que reunirse de forma permanente (distinguiéndose de otras formas de sociabilidad informal como las tertulias o los cafés) para discutir sobre ciencia, literatura y arte, como una expresión más de los nuevos tiempos que acontecían y que se diferenciaban de los encuentros propios de la Edad Moderna, más esporádicos e informales. Y en segundo lugar, la otra gran aportación fue dotar a la ciudad de un centro museístico y de una biblioteca en sintonía con lo que acontecía en otras ciudades españolas o europeas.

Además de estas dos grandes aportaciones, podemos identificar numerosas contribuciones de El Museo Canario para la evolución de Las Palmas de Gran Canaria, que sería arduo citar en esta entrevista pero de las que pueden servir como muestra: la colaboración con otros centros locales como la Sociedad Económica de Amigos del País o El Ateneo para llevar a cabo en la ciudad proyectos e iniciativas que otorgaran una imagen urbana más moderna y que la hicieran partícipe de los grandes eventos que tenían lugar en la Península o en el mundo (caso de la propuesta de construcción de un acuario; de la participación de El Museo en el desarrollo de Exposiciones Provinciales o Insulares que tuvieron lugar en Las Palmas de Gran Canaria; o en actos de alto contenido político nacional e internacional como la conmemoración del II Centenario de la muerte de Calderón de la Barca o del IV Centenario del descubrimiento de América). Así como sus Mari Carmen Naranjo cita 01permanentes contactos y colaboraciones con centros de similar índole, en el plano nacional e internacional (Francia, Italia, Argentina, Cuba), posicionando a Las Palmas de Gran Canaria en el mapa científico y cultural y llevando su nombre más allá de las aguas insulares.

En definitiva, estudiar la historia de Sociedades como El Museo Canario, El Gabinete Literario, El Ateneo o El Liceo es conocer la historia de la ciudad porque estos colectivos nacieron al calor del interés por transformar la realidad y caminar hacia el progreso, y el plano urbano fue el escenario perfecto para acometer ese cambio.

Incorpora en su trabajo aspectos hasta ahora escasamente tratados en los estudios realizados sobre estas dos Sociedades: su vertiente como gestoras del patrimonio y su interés por la transferencia social del conocimiento ¿Qué puede decirnos en relación a estos dos aspectos? ¿Eran estas Sociedades algo más que meros lugares de reunión de la burguesía?

Aunque la gestión del patrimonio y el propio término “patrimonio” es un concepto nuevo, su construcción no es un invento del siglo XXI y la gestión patrimonial ha ido variando con el tiempo. En el caso de las Sociedades objeto de nuestro estudio, en la medida en la que entre sus objetivos se marcaron contenidos recreativos, culturales y científicos desarrollaron acciones en este sentido que, en la mayor parte de las ocasiones, tenían la finalidad de construir una cultura propia que sirviera de referente y que bebiera de las fuentes del pasado.

Ejemplos de ello encontramos en El Gabinete Literario y su interés porque la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria contara con un centro educativo como el Colegio de San Agustín; la creación de una galería de retratos en los salones de la Sociedad que nos habla de la construcción de una línea historicista y de una imagen propia de la burguesía en identificación con personajes del mundo de la cultura (Benito Pérez Galdós, Viera y Clavijo,…); la edificación, reforma y desarrollo de centros, espacios y proyectos en el ámbito público como las Casas Consistoriales, la Alameda o las primeras proyecciones de cine; o la creación de sus primeros inventarios de bienes documentales o mobiliario; entre otros.

El Museo Canario 1879

Primer reglamento de El Museo Canario (1879)

En el caso de El Museo Canario se da una situación similar, pero al tratarse de un centro fundamentalmente científico y cultural es más fácil detectar iniciativas en línea directa con  lo que hoy podríamos entender como gestión patrimonial. De esta forma, la constitución del museo y la biblioteca son dos ejemplos claros del trabajo desarrollado en lo relativo al pasado, así como la ampliación de sus salas y el progresivo incremento de sus fondos; una acción que se complementó con otras tareas por parte de El Museo como el desarrollo de exploraciones y rebuscas y la elaboración de un reglamento propio que definía el modo en que debían llevarse a cabo; la aplicación de la fotografía como método histórico; los intercambios de material arqueológico y de historia natural con diferentes centros; la edición de una revista propia de divulgación científica; etc.

Una variedad de acciones que, tanto en el caso de El Gabinete como en El Museo, tuvieron una proyección social que trascendió al entorno de sus correspondientes sedes y a las reuniones que en ellas tenían lugar, pero sin perder la perspectiva de una burguesía que quería identificarse como clase y cuyo objeto era, a través de ambos colectivos, construir una nueva mirada de sí misma y de la isla y posicionarla en el panorama nacional e internacional.

Por otro lado, presenta un gran interés su aproximación al papel desempeñado por la mujer en estas iniciativas asociativas ¿Estuvo realmente la mujer en el siglo XIX vinculada a este tipo de actividades?
Gabinete literario 1844

Primer reglamento del Gabinete Literario (1844)

Una de las cuestiones que me sorprendió sobremanera a lo largo de la investigación fue precisamente este tema. Efectivamente, y al contrario de lo que podríamos pensar, la mujer de las clases sociales medio-altas estuvo presente en la actividad de ambos colectivos aunque, de manera más contundente, activa y de forma temprana en El Gabinete Literario, en un contexto en el que otros centros de similar índole, tanto del ámbito regional como nacional, no permitieron su acceso hasta bien avanzada la centuria o a comienzos de la siguiente. No obstante, y a pesar de esta afirmación, no podemos dejar de reseñar que tanto El Gabinete como El Museo eran centros eminentemente masculinos.

En el caso de El Gabinete, las mujeres próximas al entorno de sus socios no solo participaban de sus fiestas y bailes de entrada pública, sino que también son de destacar las acciones del colectivo literario en pro de la integración de la mujer en el ámbito cultural, educativo y social del momento. Sirvan por caso, entre otros, los desvelos por abrir nuevos centros de enseñanza y ampliar la posibilidad de formar a las mujeres de las elites sociales; o el hecho de que desde 1848 El Gabinete reconociera entre sus socios de mérito a María del Pilar de Lugo y Eduardo (incluyéndola en la sección de Ciencias, Literatura y Bellas Artes) y que, en 1850, dejara constancia escrita en su reglamento de que las mujeres podían ser socias de mérito o colaboradoras de la Sociedad; así como la participación de la mujer en las exposiciones impulsadas por el Centro, no como meras espectadoras sino también como expositoras.

Socios 1850

Presencia de la mujer en el Reglamento del Gabinete Literario (1850)

En el caso de El Museo la presencia de la mujer en el colectivo no solo fue menor sino también muy selectiva, hasta el punto de nombrar como socia honoraria a la esposa del Dr. Verneau, Justina Rondot de Verneau; o siendo de resaltar la escasa participación de la mujer en los primeros años de la revista de la Sociedad, ciñéndose a la inclusión de algunas poesías de autoría femenina.

Uno de los aspectos que destaca en este trabajo de investigación es el enorme volumen de documentación consultada. En este sentido, ha visitado diferentes archivos y centros de documentación pero, ¿está bien representado el siglo XIX en los archivos canarios? ¿Son los archivos de Gran Canaria accesibles para los investigadores?

A mi juicio, los archivos canarios poseen fondos suficientes para ampliar y desarrollar numerosas y variadas líneas de investigación que tomen como marco temporal el siglo XIX; amén de la factible accesibilidad a los archivos públicos. Situación aparte es el caso de los archivos privados, cuyo acceso depende de las condiciones establecidas por el propietario/a.

Desde mi experiencia y en el caso de los centros y fuentes consultadas para la elaboración de esta tesis no he encontrado inconveniente alguno para acceder a la información sino que, por el contrario, tanto El Gabinete como El Museo, así como otros archivos consultados como el Histórico de la Diócesis de Canarias, han puesto a mi total disposición la consulta de la documentación; facilitándome con creces, tanto sus Directivas como el personal que en ellos trabaja, la labor investigadora e incluso aportando en ocasiones sus conocimientos sobre la materia.

Entre la documentación con la que ha trabajado sobresalen dos tipologías documentales, la carta y las actas de las juntas de las Sociedades estudiadas, pero, ¿qué ha tenido más peso en su investigación la información contenida en documentos privados o la de carácter institucional y/o publico? En este sentido ¿considera importante la preservación y difusión de los archivos personales y privados como medio a partir del que reconstruir la historia?
Actas Museo Canario

Libro de actas. Junta directiva de El Museo Canario  (1879-1893)

La ruta de trabajo ha estado marcada, y por lo tanto es la que mayor peso ha tenido, por las actas de las juntas de las Sociedades porque, a través de ellas, pude obtener una visión general de la trayectoria de estos colectivos e identificar aquellos temas sobre los que posteriormente ahondé. Pero no cabe duda que la consulta de otra documentación específica como las cartas, informes, reglamentos, proyectos, planos, y las fuentes hemerográficas, entre otros, fueron fundamentales para ampliar y contrastar temáticas concretas, de tal forma que esta completó y complementó la información contenida en las actas.

En este sentido, la consulta de los archivos personales y privados fue una fuente de primera mano para la ampliación de la información, no solo por tratarse de una documentación en gran medida inédita sino también porque a través de ellos es posible percibir los intereses y la cara más humana de quien los formó.

Para finalizar, a partir de su experiencia ¿cuál es su percepción sobre el estado de conservación del patrimonio documental canario?

Si nos ajustamos al tema de la conservación, distinguiendo entre archivos públicos y privados, y teniendo en cuenta que mi campo de estudio se ciñe a la Etapa Contemporánea y que no he trabajado periodos anteriores, me atrevo a afirmar que la conservación del patrimonio documental canario en los archivos públicos ha mejorado considerablemente en las últimas décadas, aunque el periodo de crisis de estos últimos años ha sido y es un gran enemigo al que hacer frente.

En términos de conservación y mantenimiento de fondos se ha desarrollado una importante tarea, en especial en los archivos históricos provinciales (microfilmación de fondos, convenios con otros centros, reproducción de documentos, mejoras en los laboratorios de restauración y en las consultas en sala y por correo, etc.); pero es de resaltar también que aún queda mucho trabajo por hacer y algunos de los retos a acometer son hacer una mayor inversión en conservación-restauración y sensibilización, no solo de los fondos de los archivos provinciales sino también de otras instituciones públicas como los Ayuntamientos; así como incrementar la digitalización de fondos a través de convenios interinstitucionales y ponerlos en uso vía on-line.

Mención aparte merecen los archivos privados, una pieza fundamental de la historia de las islas pero probablemente la gran desconocida, cuya consulta está supeditada a la voluntad y circunstancias de quien la custodia y cuyo estado de conservación se expone a condiciones negativas, como no existir un inventario o localizarse en condiciones de aclimatación que ponen en peligro su futuro. En este sentido, la realización de compilaciones de los fondos documentales privados, los convenios de depósito y la búsqueda de recursos o acuerdos público-privados para su mantenimiento y mejora podrían ser algunas de las medidas a acometer en la tarea de preservación de este patrimonio tan sensible como desconocido.

Muchas gracias por su participación en esta sección.

Muchas gracias a El Museo Canario por haberme hecho partícipe de esta iniciativa.


Acerca de Archivo de El Museo Canario

El Museo Canario (Las Palmas de Gran Canaria, Canarias, España) C/ Dr. Verneau, 2 (35001, Las Palmas de Gran Canaria)
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